PARAJE RURAL KILOMETRO 24 “A morir al fin del mundo” 1930

 
   “Desde tiempos inmemoriales, siempre ha sido un bañado interminable y peligroso, materialmente árido y desprovisto de toda vegetación, que nunca ha sido útil, ni siquiera para el pastoreo de animales”, apuntaba el semanario Reflejos de Villa Ballester entrada la década del ‘40.
  
    Desde 1876 zurcado por las vías del tren, era el “Paraje rural Kilómetro 24” hasta bien entrada la década del ‘30, poco menos que el fín del mundo.
    En los calurosos días de verano, el Río de las Conchas era tan tentador para aquellos que buscaban refrescarse, como peligroso por sus traicioneras y repentinas crecidas. 
    La persistencia de densa niebla en otoño e invierno, sumada a la soledad reinante, constituía un escenario propicio para que todo tipo de delincuentes y asesinos actuaran allí en forma impune.
    A su vez, la inhospitalidad del lugar era el refugio ideal para los linyeras que escapaban de la policía federal y eran perseguidos por la de Villa Ballester.  En su propósito, caminaban por las vías y vagaban cerca del galpón de coches, descuidando su seguridad.  En ocaciones, a raiz de esos descuidos, terminaban embestidos por las formaciones ferroviarias. 
   El paso nivel del kilómetro 24 era el lugar que terminaba de conformar el combo, siendo testigo en aquellos años de personas que, al menos, descuidaron su instinto de conservación.  
   Cabe entonces recordar algunos hechos ocurridos allí en la década de 1930.

 A mediados de 1930, unos veinte linyeras evidentemente habían sorteado los peligros y ocuparon una vivienda deshabitada que en estado ruinoso, tenía Klein en el Kilómetro 24. Alertada la polícia en febrero de 1931, se apersonó al lugar para detenerlos y al ingresar en la vivienda, encontró en sus paredes varias fotografías extraídas de diferentes periódicos del recientemente fusilado Federico Di Giovanni.  Esta devoción por el anarquista preocupó a las autoridades, por lo que solicitaron a Klein demoler la propiedad.

 Pero no solo linyeras terminaban sus días en el Kilómetro 24. 
 En la fría mañana del 19 mayo de 1930, aún con trenes a vapor circulando por las vias, un humilde carpinterio que trabajaba en las obras del F.C.C.A. fue arrollado por una formación a las 7.00hs e inmediatamente fue llevado a la playa de carga de la estación Villa Ballester.  Allí se lo colocó sobre una chapa de zinc, con los pies descalzos y una bolsa de arpillera tapandole en rostro, a la espera de la ambulancia de Villa Ballester que llegó 8.20hs. Con una fractura en la base del cráneo, contusiones y heridas en diferentes partes del cuerpo, pero aún con signos de vida, se lo trasladó al hospital de San Martín, donde falleció.   
 
 El 1 de abril de 1934, un polaco de 27 años de nombre Afanzi Katelik, fue arrollado por el tren de pasajeros n°1 que se dirigía a Rosario, a la altura del poste n°10 en Kilómetro 24, mientras caminaba por las vías. Afanzi, al que no se le conoció dirección ni ocupación, sufrió heridas de tal gravedad en todo el cuerpo, que los peritos determinaron su muerte instantánea.  
  
 El domingo 3 de marzo de 1935, la muerte de la Srta. Rosario L. de Gamaro, Italiana de 53 años, no respondió a ninguno de los casos anteriores. Siendo las 6.45hs, en la quinta situada en Bernabé Márquez e Italia, intentó tender ropa sobre un alambre que desgraciadamente estaba en contacto con un cable eléctrico pelado que alimentaba de energía al motor de la noria.  Al instante quedó fulminada.  

 El ómnibus del F.C.C.A.  no quedará exento de anotarse en el registros de accidentes.  Poco antes del cese definitivo del servicio, el 23 de marzo de 1935, en ocasión que el interno 1 de la línea realizaba el giro en la intersección de Bernabé Márquez y Libertad, atropelló a Angel Segreti, italiano domiciliado en Vicente López 651 de Villa Ballester. No fue fatal pero con varios golpes y la pierna derecha fracturada, fué llevado al hospital de San Martín para ser asistido. 

 El 1° de agosto de 1936 el italiano José Giroda de 54 años, seguramente se habrá decepcionado por el resultado de la caña con ruda ingerida en la mañana.  Por la tarde, mientras trabajaba en una obra en construcción del Kilómetro 24, cayó de un andamio a mas de 3 metros de altura.  No le causó la muerte, pero con varias lesiones internas, fue llevado al hospital de San Martín.   

Otra vez un linyera. El 5 de diciembre de 1936, Miguel Juez, que viajaba de incógnito en la formación que procedía de la provincia de Córdoba, al pretener bajar a la altura del paso nivel de Kilómetro 24 con el tren en movimiento, cayó a las vías sufriendo lesiones graves en la cabeza.   Fue llevado al hospital de San Martín, donde falleció el día 8.

 El 7 de enero de 1937 a las 15.00hs, Pedro Ferreyra, un joven de 20 años domiciado en Roca 674 de Villa Ballester se hallaba bañando en el arroyo Las Conchas y murió ahogado. 

 El 23 de enero de 1937 falleció el vecino José Ortueta, domiciliado en Avenida Márquez, de Kilómetro 24. No se conoció la causa.

 El 25 de enero de 1937 a las 12.55hs, en el Kilómetro 24, un hombre de aproximadamente 50 años, que no pudo identificarse, con aspecto de linyera, fue arrollado y muerto por un tren procedente de Rosario.  

 El 31 de enero de 1937, en Kilómetro 24, Ernesto Franchini hirió con una horquilla en el brazo izquierdo a Francisco Nigibar.  Su hijo Carlos salió en su defensa, hiriendo con un trozo de hierro a Franchini. 

 Lo mas resonante en aquellos años se produjo el jueves 24 de junio de 1937, cuando en horas tempranas, dos formaciones maniobraban en la playa del Kilómetro 24 y a causa de la niebla, terminaron chocando.  Esto a su vez, provocó que las formaciones hicieran contacto con el riel electrificado, ocasionado grandes llamaradas que destruyeron ambos trenes.  Los bomberos de San Martín debieron acudir al lugar para extinguir en incendio. 

 El 29 de octubre de 1937, a las 6.50hs en Kilómetro 24, apareció el cadaver de un linyera. Se presume que fue producto de haber sido arrollado por una formación. 

 El 30 de noviembre de 1937 a las 7.35, al atravesar las vías de la estación Kilómetro 24, la sra. Mónica Ver de Martínez, fue arrollada por el tren eléctrico 757, causandole heridas que provocaron su muerte. 

 El 24 de enero de 1938 Ernesto Vintirni sufrió lesiones que le fueron causadas por Tomás Radito.

 El mismo día, a las 17:00hs moría ahogado en las aguas de la recientemente inaugurada "pileta mas grande del mundo" un joven español de 23 años llamado Rogelio Viana quien se domiciliaba en Homero 125 de Capital Federal.  Ocurrió al lanzarse desde lo mas alto del trampolín a la parte mas honda sin saber nadar.   
  
 En febrero de 1938 fueron detenidos por la policía de Villa Ballester Salvador Penzzuolo y Humberto Petrole, quienes días pasados cometieron un atentado contra una Señora en Kilómetro 24. 

 El 27 de febrero de 1938 a la 1.15 a.m., cuando un tren se dirigía al galpón de coches del Kilómetro 24, arrolló a un hombre de aproximadamente 55 años al que no se lo pudo identificar.  Tenía regular altura, cabello canoso y vestía pantalón gris, camisa blanca a rayas azules, medias de color gris y llevaba un pañuelo al cuello. 

 El 11 de septiembre de 1938, Angel Suárez de 19 años de edad, deseoso de tomar unos amargos, fue en busca de leña para prender el fuego.  En su afán caminó por los alrededores de la estación Kilómetro 24.  Bajo un vagón de un tren estacionado le pareció ver una madera. Al tomarla, no se percató que cubría el riel electrizado.  En ese momento se produjo una descarga con la consecuencia de una grave quemadura en ambas manos.

 El 16 de septiembre de 1938 ocurrió un homicidio en el almacén que Andres Fernández tenía en Kilómetro 24.   Previa discusión, Martiniano Ponce de León, efectuó 3 disparos sobre el menor de edad Aniceto Raimundo Bassi, produciendole la muerte instantánea.  Luego Ponce de León, de unos 48 años, se dió a la fuga. 

 El 30 de septiembre de 1938 a las 10.30hs, Zito Ponce y Vicente Hernández, ambos menores de edad, fueron a cazar patos al bañado del kilómetro 24.  Vicente Hernández se alejó y al regresar encontró solo las ropas de su amigo Zito Ponce, suponiendo que terminó ahogado en el río.  A pesar de haberse rastrillado la zona, nunca fue encontrado. 
   
 El 22 de octubre de 1938 a las 14.30 a.m., otro menor de nombre Saverio Ariente, domiciliado en Villa Diehl, se propuso tomar un baño en el río de las Conchas sin saber nadar.  Pereció ahogado siendo su cadaver rescatado por los bomberos de San Martín.
 
 El 2 de junio de 1939 se produjo el primer suicidio en el Kilómetro 24. La señorita Aída Jesús Rojas, alrededor de las 20:30hs, se arrojó a las vías al paso del tren, muriendo instantáneamente. 

 El asunto no llegó a tener consecuencias fatales.  Sin embargo vale la pena mencionar que el 28 de julio de 1939 a las 7:30hs, Carlos Kramer y Alberto Martín se trabaron en una intensa pelea en el interior de un taller ubicado en Kilómetro 24. Ambos resultaron con lesiones.  

 Pero hecho mas resonante en el Kilómetro 24 ocurrió en agosto de 1939 en la intersección de Bernabé Márquez y Libertad, como consecuencia de las restricciones impuestas por el presidente Ortiz a las actividades políticas extranjeras en mayo de 1939. 
  Todo comenzó en horas de la noche en la Capital Federal, cuando un extraño pasajero subió al taxi de Alberto Medina en la intersección de la avenida Callao y Tucumán y se hizo conducir hacia el Barrio de Belgrano donde realizó una breve diligencia, y luego a Vicente López, donde curiosamente hizo un segundo y rápido trámite.  Por último, el misterioso pasajero le dijo al chofer que debía llevarlo hasta un tercer destino.  Para ello le fue indicando el camino por donde ir.   Pese a notar que la zona por donde circulaban era prácticamente despoblada y la única luz salía de los faroles del auto, Alberto Medina nunca sospechó del pasajero, si siquiera ante el pedido de detener el coche en la esquina de Libertad y Bernabé Márquez.  Al hacerlo, el pasajero le aplicó un sorpresivo y tan fuerte golpe al chofer que lo dejó inconsciente al instante, momento que aprovechará para sustraerle $5.  Convencido de que había cumplido con su primer objetivo, se dispuso a robarle el auto.  En ese momento, Medina recuperó el conocimiento y pidió ayuda al grito de auxilio. Y lo hizo tan fuerte que asustó de sobremanera al pasajero delincuente, quien puso los pies en polvorosa, dejando abandonadas las “dos valijas” que llevaba. El suceso violento y el contenido de las valijas preocuparon a las autoridades policiales, ya que "parecía revestir derivaciones de sumo interés". Con las rápidas y minuciosas investigaciones, tuvieron un sospechoso en la mira. Entonces, designaron una pequeña delegación de oficiales que lo buscó intensamente. El 25 de septiembre detuvieron a un hombre que, por su físico demacrado, aspecto y vestimenta, perecía ser un linyera.  Al acercarse, los oficiales reconocieron que se trataba del hombre que buscaban. Evidentemente, en el último tiempo, el detenido había llevado una vida precaria huyendo de la policía. Su nombre era Carlos Enrique Halblaub, de nacionalidad alemana, personaje vinculado a sectores políticos exóticos. Traducido, era Nazi.                                                                    
 Luego, la policía dio a conocer algunos detalles de la investigación, siendo el más contundente, el momento de requisar las valijas abandonadas el día de las lesiones a Medina, donde habrían encontrado en su interior documentos que hacían sospechar maniobras de espionaje.                                        
 Se inició un procesamiento en el cual el fiscal Dr. Schoo solicitó 15 años de prisión a Halblaub por “Asalto y Lesiones”, pero finalmente en mayo de 1940 el juez Coti de la Lastra le impuso 10 años de prisión por “Lesiones con alevosía”, desestimando por completo los indicios que evidenciaban su actividad de espía.                                                       Tiempo después se sabrá que Adam Halblaub, muy probablemente pariente suyo, con domicilio en Bahía Blanca 250 de Villa Ballester, era el miembro del partido nazi n° 2.814.222
   
 El 8 de octubre de 1939, en la misma esquina de Bernabé Márquez casi esquina Libertad ocurre un accidente.  El conductor Evaristo González Rolon habría perdido el control de su camión yendo a caer en una zanja lindera.  El motivo que manifestó Gónzález fue por haber sido deslumbrado, pero no por los bellos ojos de una Srta., sino por un rayo.   Viajaban con el José María Da Silva y Antonio Farias. 

 El 15 de diciembre de 1939 Carlos Falugue quedó encerrado entre las dos barreras del paso a nivel del Kilómetro24.  No tuvo la suficiente paciencia, por lo que rompió una de ellas para salir. 

 El 4 de febrero de 1940 falleció la niña de tres meses Lidia Beatriz Deferraris en Kilómetro 24.

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